martes, agosto 16, 2005

Hojas verdes: dos cuentos, un poema

El Beso * Allen Patiño

Sentado a mi derecha, el Amado sonríe y me ofrece un pedazo de pan. Mientras los otros disfrutan del cordero asado y del vino, nuestras miradas se cruzan, mis labios se entreabren pero nada dicen. Nadie percibe este intercambio doloroso, febril, donde se consume tanta pasión.


Ha llegado la hora: me levanto y abandono el recinto. Mis sandalias avanzan por las callejas mudas, polvorientas, bajo la mirada hostil de los luceros.


Lo amé, abandonando todo, desde el primer encuentro: una mirada, una promesa, un roce de manos ásperas… De golpe se esfumaron afanes y mezquinas apetencias; el ardor insaciable de mis lomos, apenas mitigado con un cruce de monedas en la lobreguez de tiendas, entre ráfagas de incienso acre, senos mordidos y el vientre almizclado de las rameras.


El mundo se hizo minúsculo, insignificante como un terroncito de arena condenado a escurrirse entre los dedos. Pasé de una esclavitud a otra; aprendí a obedecer inescrutables designios, apurando el vino amargo de la negación. Ahora todo está en marcha. A medianoche encabezaré una turba que se abrirá paso con antorchas. Me acercaré a la faz transfigurada del Maestro y en sus labios puros estamparé un beso.

Cuento de Allen Patiño * Todos los derechos reservados



Despedida * Manolo Atencio

Caminaba con la misma rapidez de siempre por el viejo camino de la loma, el que conduce al puerto de mi pueblo. Buscaba el mejor sitio para el fin último como quien compra pan: el de mejor color y olor, sin reparar en precio.


Me acompañaban mi hermana menor y mi madre. Nadie me cargaba. Caminamos entre árboles. Al llegar a una pequeña aldea, nos encontramos con dos señores. Cada uno atizaba una pequeña hoguera de leña seca.


Miré la primera y no me convenció. Estaba muy desordenada. La leña ardía poco. El hombre que la atendía no era muy cortés. Pasé a la siguiente. Menos me interesó. Y ahora qué hago. Tengo que meterme en una de las dos. Dios mío que hago. Mi madre y hermana esperaban mi decisión. No lloraban. No decían palabra alguna.


Finalmente, caminé unos pasos para acercarme a la primera hoguera. Miré a las dos mujeres con ojos vivos, ellas a mí. Tampoco hablaron. Mi cara se contorsionó en llanto al no haber encontrado una hoguera bonita para meter mi cuerpo vivo.

Cuento de Manolo Atencio * Todos los derechos reservados

Poesía * Lil Herrera

Una ventana al mar
enfoca mis recuerdos
todo lo que quise
y aún no tengo.

Una ventana al mar,
claraboyaque proyecta hipocampos
cabalgando sobre olas.

Ya no hay regreso
cuando salgoy me lanzo sola se queda
la ventana al mar.

Poema de Lil Herrera * Todos los derechos reservados

5 Comments:

At 3:41 p. m., Blogger Edilberto González Trejos - Autor said...

De Allen, uno de los mejores narradores vivos que tenemos en Panamá (no exagero) se rescata un texto que me gusta mucho.
La pasión, el reto a la mente, en el contexto histórico, y como ese sentimiento apasionado se roza con la traición y la muerte.

 
At 5:25 p. m., Blogger Carlos said...

¿Así que admiradores de Allen? Se lo merece. Por cierto, Mine, ya borré los mensajes de spam y tomé las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir.

 
At 5:30 p. m., Blogger Carlos said...

Me quedé sin opinar sobre los textos nuevos (nuevos para mi): el de Atencio es desconcertante; me encanta el cuidado que puso en su prosa: ese es mi tipo de prosa.

Lil,
¡dónde quiera que estés! Te digo que me pusiste melancólico (y eso no es fácil!

 
At 5:56 a. m., Blogger Edilberto González Trejos - Autor said...

Manolo,
Un cuento con tintes de mito rural y con mucho de sobrenatural, lo cual me agrada... No escribo cuentos, pero aprecio el elemento sorpresa en el desenlace.

Lil,
La ventana al mar, y en la casa nuestro ser melancólico ¿Qué te puedo decir? En tus versos hinchados de brisa marina y azules como la fina "saudade" me zambullo a placer.

 
At 1:51 p. m., Blogger Poems from the Tropics said...

Bueno, que en este foro faltan comentarios del resto del Combo. Combo...¿dónde están?

 

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