martes, octubre 09, 2007

De encuentros y pendientes

Queridos Lectores:

Luego de una ausencia (in)justificada, regresa la hoja. para contarles de todo un poco.

La edición de esta semana cumple con la gentil escritora Yolanda Hackshaw, quien visitó el programa recientemente y nos dejó Falado; un cuento para disfrutar y, por qué no, compartir.

Buenas noticias hay de sobra. Gracias a la gestión de Yolanda, Editorial Norma anuncia sus más recientes títulos en el programa y, cada semana, nos brinda un libro de autor nacional para regalar a los oyentes. Mil, once mil, millón de gracias. Esta contribución nos permite llegar a más oyentes y difundir la cultura literaria de mi tierrita. Igualmente, Pastelería Noel y Felipe Motta Wine Store se suman a los patrocinadores de la hoja. Con sus contribuciones agasajamos a los lectores, oyentes e invitados que nos visitan.

La espera llega a su fin. Viene el 2do Encuentro Nacional de Escritores, Críticos y Lectores, organizado por la Asociación de escritores de Panamá, la Universidad Latina y auspiciado por la hoja. El encuentro, abierto al público en general, trata sobre la cuentística Panameña contemporánea y aquí tenemos para Uds. El programa de actividades. Espero puedan acompañarnos. Jóvenes y adultos podrán participar activamente. Si es Ud. escritor en ciernes, este encuentro es el lugar para conocer y conversar con autores nacionales; para hacer contactos y crear lazos.

Esta noche, en la versión radial de la hoja. nuestra invitada es Lupita Quirós Athanasiadis, una de las nuevas voces del Panamá literario. Su narrativa, terrena y multicultural, nos lleva de la mano a explorar nuevas experiencias de espacio y tiempo, personajes de compleja simplicidad y finales nada comunes en situaciones cotidianas. Con ella conversaremos sobre su nueva obra “No se lo cuentes a nadie” y la selección de uno de sus cuentos en el certamen Reto de las 98 horas, de la Universidad Latina.

Bienvenidos a la hoja.



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FALADO

Temo cerrar los ojos para siempre sin dejar constancia de esta vida, que hoy se derrite entre las paredes absolutamente silenciosas de esta cárcel. Tonos y silencios, y al final, el triunfo de las mudas palabras que jamás percibirán mis oídos.

Todos los días de este convulsionado siglo XX sale algo nuevo: el transplante de órganos, las computadoras, la televisión por cable, el teléfono celular y, por supuesto, nuevos tecnicismos para crear una lengua universal. Aunque esta idea ya tenía mucho tiempo rondando el destino de los hombres, no se había podido llevar a cabo. Los gramáticos, como siempre, se bebían y comían las palabras; pero no las eructaban.

En la manía de la creación de una sola lengua universal, que evitara todos los enredos lingüísticos que produjo la globalización, los académicos celebraban congresos, seminarios, mesas redondas, charlas, conferencias... Había que encontrar el antídoto al problema, porque sencillamente estaba costando millones. Aquellos viejos chistes en el que se confundían los significados y todos reían, pasaron. Ahora las lenguas se habían convertido en un amasijo: Cuando esperabas un embarque de 1000 computadoras como mercancía, recibías 1000 vacas o diez lindas soviéticas, y cosas por el estilo.

Los gastos de reembarque y devolución de mercancía amenazaban todas las economías con una constancia casi profética.

Sin embargo, a pesar de todo esto, no se llegaba a un acuerdo de cuál era la mejor forma para comunicarse. Se recurrió a viejas fórmulas: esperanto, panamae... Ninguna dio resultado y la cuestión se enredaba más; ya prácticamente la humanidad estaba volviéndose muda y a la vez paralizada, cuando a un pariente de Federico Handel se le ocurrió la fabulosa idea de emplear la música como lenguaje universal.

Las combinaciones para las palabras partían de las notas musicales y no había límites para ello. Esta fue la gran solución. No había que pensar mucho, prácticamente se había vuelto al ideograma, pero fonético. Si pronunciabas fa la do en tono grave, significaba: Estoy cansada, quiero acostarme temprano, por Dios.

Pero, si el tono era agudo implicaba otra cosa: Me acosté con tu mejor amigo esta noche.

Como ven, la economía había alcanzado hasta las palabras y con una simple combinación usted era capaz de decir muchas cosas. Claro, que para que la gente se acostumbrara a los tonos, transcurrió algún tiempo.

Además, el nuevo lenguaje propiciaba el empleo de nue

va tecnología. Ya nadie podía escribir una nota de pedido, porque se requería del tono, a menos que llenáramos el escrito con infinitas acotaciones tonales.

Los teléfonos de todo tipo, desde los antiguos teléfonos tr

oncales, y qué decir de los celulares, sobre todo, cobraron un auge que llegó al extremo: su uso se volvió indispensable.

Esto de los tonos ocasionó, mientras se pulía el nuevo sistema de comunicación, un sinnúmero de situaciones conflictivas, sobre todo, en las relaciones personales.

Por aquella época, yo vivía en un suburbio de Nueva York, cotidianamente terrible y encarnizadamente violento: una gran manzana indigesta. Allí conocí a un in

dividuo que me arrebató, para el resto de mi vida, la poca cordura que me había dejado mi barrio.

Un día, a él se le ocurrió salir en parejas: Pepe

y una compañera de trabajo, Tello y yo.

La música agradable, casi daba la impresión de que alguien te estuviera enviando un mensaje doble: el del ritmo y el de la combinación de notas que, como ya les dije, ahora tenían un significado más allá de las fronteras musicales.

Pepe, el amigo de Tello, me sacó a bailar.

-- Resol (tono agudo: Qué bien bailas, corazón de otro), me d

ijo tenuemente al oído.

Yo sonreí halagada y devolví el piropo con una acotación que marcaría para siempre mi vida:

--Redomi (tono agudo: Tú lo haces divinamente). ¿Farela

falafa? Solsoldofado (tono grave: ¿Sabes que hay una relación entre los buenos bailarines y los grandes amantes? Todo el que baila bien folla bien.)

Tello en ese momento se acercó a nosotros y escuchó los últimos s

onidos de la conversación, pero o no escucho bien el tono y creyó que le había dicho: ¡Vamos a engañar a este tonto! O bien, igual le pareció que la conversación que sostenía con Pepe era muy íntima. Lo cierto es que lo que haya sido provocó que las grandes venas que corrían por su frente se soplaran hasta casi crearle un nuevo aspecto temible y fatídico.

Empujó a Pepe con fuerza y le empezó a gritar improperios:

--Fado (maricón de la mierda)

A mí me gritó:

--Sisifa (hijo (a) de una grandísima puta)

Pepe se quedó atónito, espantado y salió corriendo de la cantina, arrastrando consigo a su amiga, antes de que aquel ser irreconocible acabara con sus vidas. Por un segundo, permaneció como en suspenso hasta que reaccionó en mi contra:

--Sisifa, mifasol (hija de una grandísima puta, me quieres engañar

con este mal agradecido y desgraciado hombre)

Traté de calmarlo, de decirle que estaba equivocado, que yo sólo lo adoraba a él y con todas mis fuerzas. Lo besé. Me arrodillé. Le supliqué que olvidara eso. Hasta que por fin aceptó volver a la paz. Nos marchamos, y la vida en apariencia siguió su curso.

Desde ese momento, Tello me espiaba: cada acto de mi vida pasaba por el infame tamiz de sus celos, hasta el punto de ofenderme, cuando mi privacidad femenina, asaltada y sometida a las más increíbles prácticas que sospecha alguna pudiera generar jamás, encubaba la muerte.

Aquella noche yo había salido muy tarde del trabajo. Sentía un miedo intenso que en zigzag recorría todo mi cuerpo, dejándome mareada, al punto que tropecé y me golp

eé en la parte superior del muslo. El terror, incluso, me hizo orinarme un poco en la braga. El pensar que Tello, con sus grandes venas hinchadas como un globo sobre su frente, me escrutaría, me producía múltiples sensaciones desagradables. Al llegar a la casa, me quité el zapato de altísimos y afilados tacones; abrí la puerta con sumo cuidado, procurando no despertarlo. Pero Tello me esperaba detrás de la puerta con sus venotas infladas, tan sopladas que parecían iban a reventar. Empezó a gritar y a exigir que me quitara la braga para olerla. Pensé en ese chorrito de orina que se me había escapado por el pánico d

e llegar tarde y la voz aflautada en un temeroso e inoportuno tono agudo, sólo logró murmurar:

--Falado

Nos enredamos en una lucha terrible. Por un momento creí que los fuertes puñetazos acabarían conmigo. A Tello se le soplaban más y más las venas. De pronto se me vino a la mente el tacón afilado de mi zapato: asesté un solo golpe sobre aquella faz y Tello cayó fulminado.

Me sentenciaron a la condena del silencio hasta que cumpliera 65 años de edad, es decir, que me negaron el derecho a comunicarme con otro ser humano.

Hoy, que llego a esa edad, me dejarán libre, ¿para qué? Si mi juventud ya se perdió en el desfiladero del silencio, entre los vericuetos absurdos de mi memoria y estas hojas de papel que me han acompañado en mi exilio comunicativo.

Ante la angustia de enfrentarme a un mundo que no entiendo ni me puede comprender, vuelvo a sentir el mismo terror pánico que ante la presencia de Tello; porque con los únicos que me he comunicado en estos 40 años, y en esta len

gua arcaica que me cuesta tanto construirla ya, es con ustedes, seres especiales, que al igual que yo morirán entre las memorias tristes de este idioma extinto.


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Cortesía de la Asociación de Escritores de Panamá

Panamá, 8 de octubre de 2007 - En una rueda de prensa, la Asociación de Escritores de Panamá y la Universidad Latina anunciaron la celebración del "2o Encuentro Nacional de Escritores, Críticos y Lectores" que tendrá lugar el 24 y 25 de octubre de 2007 en el Auditorio de la Universidad Latina en el campus principal en la ciudad de Panamá. El tema, de este año es "Cuentística panameña contemporánea (1970-2007): diversidad, calidad y proyecciones", y contará con ponencias, lectura de cuentos, conversatorios y, por primera vez este año, un concurso de cortometraje, comic y fotohistoria denominado "El reto de las 98 horas" en el que estudiantes de la Universidad Latina adaptarán cuentos de autores panameños contemporáneos al medio visual de su elección. El objetivo de este 2o Encuentro de Escritores, Críticos y Lectores es presentar una valoración panorámica de la producción cuentística panameña reciente; reunir a escritores, críticos y lectores en un foro creativo, crítico e interactivo; ilustrar al público acerca de la simultaneidad y diversidad de las generaciones de escritores; propiciar el interés por conocer, interpretar y adaptar cuentos de autores nacionales mediante técnicas audiovisuales diversas.




MIÉRCOLES, 24 DE OCTUBRE
6:00 – 6:30 p.m. - Inauguración
» Palabras del Rector de la Universidad Latina, Dr. Modaldo Tuñón.
» Palabras del Presidente de la Asociación de Escritores de Panamá, Prof. Enrique Jaramillo Levi.
6:30 – 7:30 p.m. - Conferencia Magistral
"Renovación del cuento panameño: 1970-1980", Erasto Espino Barahona (crítico literario).

7:30 – 9:00 p.m. - Los cuentistas leen sus cuentos (Lectura inter-generacional)
Lupita Quirós Athanasiadis, Benjamín Ramón, Annabel Miguelena, Enrique Jaramillo Levi, Isabel Herrera de Taylor, Carlos Oriel Wynter Melo, Alondra Badano, Melanie Taylor y José Luis Rodríguez Pittí.

JUEVES, 25 DE OCTUBRE
10:30 – 11.30 a.m. - Conferencia "Aportes de la producción cuentística femenina en Panamá (1962-2007)”, Enrique Jaramillo Levi (escritor e investigador literario) .

4:00 – 6:00 p.m. - Mesa Redonda
"Cuentistas panameños que destacan entre 1990 y 2007", Fulvia Morales de Castillo, José Luis Rodríguez Pittí, Rodolfo de Gracia, Ariel Barría Alvarado.

6:30 -8:00 p.m. - Resultados del concurso de videos y proyección de obras ganadoras.

9:00 p.m. - Clausura
» Palabras del Prof. Carlos Staff, Secretario General de la Universidad Latina.
» Palabras de José Luis Rodríguez Pittí, a nombre de la Asociación de Escritores de Panamá.


Sintoniza esta noche
la hoja.
88.1 FM Radio 10
7:00 - 8:00 p.m.
EN REAL AUDIO

www.radio10panama.com